jueves, 10 de abril de 2008

Treinta y tres años, un mes



Hoy tengo 33 años y un mes.
Una edad media, yo digo.

Los adolescentes y los niños de oír el número
enderezan la boca hacia abajo,
lamentando tu vejez que, curiosamente,
no se te nota.
Y los adultos, los viejos, todos coinciden en que eres joven,
te miran con sus ojos apuntando hacia adentro,
hacia sus recuerdos,
hacia sus ganas de volver a tener esa edad
que es “la mejor etapa de tu vida”.

Tú…bueno, yo, me miro hacia adentro también.
Y nada se siente viejo aún.
Pero tampoco recién nacido.

Y esta etapa se siente tan mejor como las anteriores,
tan peor como las próximas, auguro.

Se hacen muchos planes y se cumplen,
pero diferente.

Y de todos modos, una los sigue haciendo.
Y de todos modos, una sobrevive y hasta vive bien.
Incluso cuando la pasa mal.

Tengo 33 años y un mes,
estoy llena de preguntas,
de ingenuidad,
de no saberes,
de ganas,
de incipiente consciencia.

Esta vejez prematura me está dando en la cabeza,
expuesta exactamente en dieciséis canas,
malos pulmones,
y un poco de panza.

Treinta y tres años y un mes,
todo me falta,
aunque viva convencida de que tengo de sobra.

5 comentarios:

  1. La edad es muuuuuy relativa. Conozco gente anciana, que es más joven que yo, y gente anciana más joven. Uno vive su edad como puede.

    Saludos!

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  2. Cuando sea grande quiero estar tan viva como tú a los 33 años y un mes.

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  3. ¿Recuerdas los helados Danesa 33 y los cascos de americano? Tu eres un helado de vainilla y yo ya quiero tener 33.

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  4. Loca, si algo admiro de ti es a esa otra polita que vive en tu cuerpo y que a veces se te escapa por los ojos.

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  5. Búsquese una disculpa y hágalo. Es la edad de hacer.

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